sábado, 8 de mayo de 2010

DE LA CORRECCIÓN A LA ULTRACORRECCIÓN

En un mundo global cada vez más exigente y competitivo, es vital revisar cada aspecto del quehacer profesional. La industria editorial no está exenta de esta realidad y los consumidores cada vez son más críticos y demandantes. El principal reto es un adecuado manejo del lenguaje, esto entra muchas veces en conflicto con los esfuerzos de usuarios de la lengua que velan por "el buen decir", pero que la mayoría de las ocasiones objetan frases hechas, comunes en el lenguaje coloquial.

La lealtad lingüística en nuestro país se manifiesta en un culto a las formas, en detrimento de las ideas o de la naturalidad en la expresión. Un error de los puristas es considerar que una palabra no existe si no aparece en el diccionario. En ocasiones, se pesenta una resistencia a admitir la movilidad de la lengua, esto es muy común en el caso de los anglicismos, ya que en México incluso puede ser considerado como traición a la lengua, al país o a la soberania nacional. Los anglicismos se han ido aceptando gradualmente, sobre todo en el caso de tecnicismos.

Hoy en día, hay un exceso en el uso de anglicismos que muchos consideran innecesarios, pero que transmiten una ideología. Su empleo se justifica por el desconocimiento del vocablo original, aunque la mayoria de las ocasiones es por imitación.

La variedad lingüistica elegida por un hablante constituye uno de los signos más interesantes en su posición social y en su deseo de identificarse en un núcleo socioeconómico. Incluso, hay palabras características de ciertas jergas. Las ciencias, las artes, requieren de la existencia de léxicos especializados pra nombrar conceptos específicos.

Las distintas manifestaciones de ultracorrección no dejan de mostrar la gran preocupación de los habitantes por convertirse en usuarios competentes de la lengua. Los expertos en lingüística dicen que la lengua es un organismo autorregulado, el mismo intento de preservarla junto a los demás promueve los cambios necesarios y frena las agencias desintegradoras.

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